La ruta 66 y la televisión

lunes, 21 de septiembre de 2009 |

Si habéis buscado en Google "ruta 66 aventura" seguro que os habréis topado, antes que nuestro blog, con la información de un nuevo programa que están preparando en Antena Neox. Se trata de Ruta 66: la aventura (sí, nos han copiado el nombre de nuestro blog, je, je). Al parecer será un programa de viajes con un toque bastante divertido, donde veremos a tres de los actores españoles más divertidos (Edu Soto, Canco Rodríguez e Iván Massague) subidos en Harley Davidson y haciendo la ruta. Aún no sabemos cuando empezará dicho programa, pero nos hace mucha ilusión verlo y compartir con ellos todos los sitios que ambos grupos de aventureros hemos visitado (por ejemplo, la gasolinera de Gay Parita con Gary), aunque en días diferentes: ellos empezaron la aventura un poco después que nosotros y nos "adelantaron" en nuestra larga parada de Las Vegas.

Más información en la página web del programa:
http://www.neox8.com/PortalNeox/Ruta-66-La-Aventura/portada/P_7669412

Y también en su blog:
http://blogs.antena3.com/ruta66/

Y hay más gente esperando el programa...

http://latelequemepario.com/2009/08/07/ruta-66-la-aventura-moteros-de-risa-para-neox/
Aquí encontraréis información sobre este programa y más información sobre series televisivas donde ha aparecido la Ruta 66: Los Rugrats, La habitación perdida, etc.

Películas de Monument Valley y otras localizaciones

jueves, 17 de septiembre de 2009 |

Mientras mirábamos extasiados el paisaje de Monument Valley, nos decíamos los unos a los otros: hemos visto todo esto, en tantísimas películas del oeste... (Además del anuncio de Malboro, ¡claro!). Así que nuestros amigos Raúl y Nuria, expertos en cine, nos han pasado una lista de películas cinematográficas donde aparece como escenario Monument Valley:

De John Ford:
La diligencia (Stagecoach, 1939)
Pasión de los fuertes (My Darling Clementine, 1946)
Fort Apache (Fort Apache, 1948)
La legión invencible (She Wore a Yellow Ribbon, 1949)
Río Grande (Rio Grande, 1950)
Caravana de paz (Wagon Master, 1950)
Centauros del desierto (The Searchers, 1956)
El sargento negro (Sergeant Rutledge, 1960)
El gran combate (Cheyenne Autumn, 1964)

Otras películas:
Licencia para matar (The Eiger Sanction, Clint Eastwood, 1975)
Regreso al futuro III (Back to the Future Part III, Robert Zemeckis, 1990)
Thelma y Louise (Thelma & Louise, Ridley Scott, 1991)
Locas vacaciones de una familia americana (Vacation, Chevy Chase, 1983)

A Nuria y Raúl: ¡Mil gracias por esta información!

Si os interesa el tema os recomendamos la fantástica base de datos online The Internet Movie Database (http://www.imdb.com/), donde se pueden buscar películas y series de televisión en base al lugar donde han sido rodadas. Así pues, se pueden ver las rodadas en Chicago (Illinois), St. Louis (Missouri), Flagstaff (Arizona), Grand Canyon National Park (Arizona), Las Vegas (Nevada), Death Valley (California), etc.



Uf, ahora tenemos ganas de ver tantísimas pelis...

Para futuros viajeros I: alojamiento on the road

martes, 8 de septiembre de 2009 |

Una vez en casa, ahí va la primera entrega de consejos para los que queráis hacer la ruta en un futuro.

El tema del alojamiento es, sin duda, uno de los que genera más dudas: "¿cómo son los moteles?", "¿habrá sitio?", "¿es necesario reservar?", "¿y el precio?", "¿se paga por persona o por habitación?", son algunas de las preguntas que nos asaltaban antes de partir; sin embargo no hay que preocuparse, puesto que estos americanos lo tienen todo muy bien montado. Además, aquí estamos nosotros para daros aquellos consejillos prácticos que no se pueden encontrar en las guías ;D.

Hablando de guías, nosotros compramos antes de salir la Dining & Lodging Guide (podéis encontrarla en Amazon) de restaurantes y hoteles publicada por la National Historic Route 66 Association, que nos resultó bastante práctica (aunque hay que decir que algunos puntos no estaban demasiado actualizados); si podéis, no está de más llevarla.

  • ¿Dónde dormir?
    • Sin duda, en cualquiera de los moteles que se van encontrando por la carretera. Los hay a montones en todos los pueblos y ciudades por los que pasaréis. En Estados Unidos es muy típico hacer road trips en familia durante las vacaciones. Por lo tanto, el tema de los moteles está muy desarrollado.

      Uno tiene la imagen de los moteles destartalados que salen en las pelis (en plan 'la matanza de Texas') y, aunque también existen, con un presupuesto ajustado se encuentran moteles muy buenos. Los que nosotros visitamos están más que bien, teniendo un nivel equiparable a un hostal o a un hotel de 2 o 3 estrellas en España. Hay que decir que tampoco fuimos a ninguno de los más baratos (los hay incluso de menos de 30$).

      Todos tienen aire acondicionado, están limpios y muchos incluso tienen piscina (¡alguno hasta climatizada! -toda una gozada después de una larga jornada de carretera-).

      Presentan en general diversas comodidades (toallas limpias, jabón, secador -la mayoría-), por lo que no hace falta que carguéis con ellos, ¡así tendréis más espacio en la maleta para los souvenirs!

      Aparte de todo esto, lo que nosotros destacamos es el acceso a Internet. Todos, absolutamente todos los moteles por los que hemos pasado, tenían acceso wifi gratuito (excepto en Las Vegas -tema aparte-). Resulta muy práctico llevar un portátil para hacer alguna reserva, consultar información o hacer un blog como el nuestro, por ejemplo.

      Respecto al tema del desayuno: la mayoría incluyen como mínimo un bufet sencillo con café y muffins. En algunos, además, tienen hot breakfast muy interesante, pues incluyen más cosas como tostadas, waffels, etc. Normalmente se anuncia el tipo de desayuno que se ofrece en el cartel del motel, a modo de propaganda (igual que la conexión a Internet y la piscina).

      En base a nuestra experiencia, podemos recomendar algunas cadenas: Super 8, Days inn, Comfort inn, entre otros. Estos los encontraréis en la mayoría de poblaciones con un mínimo de habitantes.

      Pero no olvidéis pasar alguna noche en moteles típicos de la ruta, los que no pertenecen a ninguna cadena. Son los más auténticos que váis a encontrar. Alguno de los que más nos gustó a nosotros (tanto por el sitio, la decoración y el trato) fueron: el Munger Moss Motel en Lebanon, The Canyon Motel en Williams y el Wigwam Motel en Rialto, ¡no podéis dejar pasar la ocasión de dormir en un Tee-Pee!

    • ¿Son caros los moteles?
    • Definitivamente: ¡NO!

      Los moteles tienen un precio más que competitivo para los servicios que dan. Para que os hagáis una idea, el precio medio con el que nos hemos encontrado ha sido de unos 70-80$ por noche la habitación doble.

      Las habitaciones dobles son enormes, con dos camas grandes (queen size). Además, el precio se paga por habitación, no por persona, con lo cual hemos dormido los cuatro en una misma habitación, con un ahorro considerable. Si vais sólos o en pareja, os saldrá un poco más caro, pero a pesar de todo, los precios son inferiores a cualquier hotel en España.

      Otro truquillo a la hora de ahorrar son las revistas con cupones de descuento para hoteles/moteles que podréis encontrar en la mayoría de gasolineras. No es que sea mucho, pero algo es algo. Si disponéis de ordenador, también podéis conectaros a la web del motel y reservarlo (algunos ofrecen tarifas más baratas por Internet). Esto requiere de cierta planificación previa sobre dónde vais a dormir... Nosotros la mayoría de días íbamos sobre la marcha, parando donde nos "cogía" la noche.

      Vale la pena, si se dispone de tiempo, preguntar en varios moteles antes de decidirnos por uno, ya que puede haber bastante diferencia de precio entre unos y otros a pesar de estar muy cerca. Ojo, también pueden variar los servicios que incluyen: desayuno, piscina, etc.

      Respecto a Las Vegas, recomendamos ir entre semana; las noches de los viernes y los sábados son bastante más caras. Aquí puede ser interesante reservar con antelación y buscar cupones de descuento por Internet (esto también aplica a excursiones como Gran Cañón...).

    • ¿Hace falta reservar?

    • Después de nuestra experiencia podemos decir que, excepto en sitios muy concretos de la ruta, no hace falta reserva previa. La carretera está llena de moteles y si no se encuentra sitio en uno, pues en el siguiente seguro que lo habrá (en 25 días sólo hemos visto el cartel de no vacancy una vez).

      No obstante, donde sí recomendamos reservar es en las ciudades, como Chicago. Aquí os recomendamos sin lugar a dudas el Days Inn, el precio es aceptable (teniendo en cuenta que estamos en la ciudad), no está lejos del centro y el servicio es muy bueno. También recomendamos reservar en Los Angeles (no fue nuestro caso, ya que no dormimos allí).

      Si os váis a desviar de la ruta (como hicimos nosotros) para visitar zonas más turísticas, recomendamos reservar en sitios cercanos a las visitas que vayáis a hacer, como Page (Antelope Canyon), Las Vegas (Las Vegas y Death Valley) o Mexican Hat (Monument Valley). En algunas zonas hay poca oferta hotelera y es preferible reservar al menos con uno o dos días de antelación.

      En Las Vegas (no conocemos a nadie que haga la 66 y no pase por allí), la oferta de hoteles es interminable, con muy buena calidad y con precio muy barato para lo que ofrecen los grandes hoteles-casino. Estos negocios no viven del hotel y lo que les interesa es que vayas a su casino en lugar de a la competencia; si sumamos esto a que Las Vegas es la ciudad del mundo con mayor oferta hotelera, el resultado es buena calidad a buen precio.

      Es interesante alojarse en algún casino temático (más divertido), si puede ser en el Strip (calle principal). Las distancias son muy largas dentro de esta ciudad, por lo que mejor estar cerca de "la acción". Nosotros estuvimos en el Excalibur, que estuvo muy bien.

      Finalmente, si pasáis por San Francisco (algo que realmente vale la pena -nos encantó esta ciudad-), os recomendamos reservar también (es una ciudad muy turística). Nosotros nos alojamos en Japantown, en el Hotel Tomo (con una estética Japan Pop muy interesante), nos encantó. Los precios de la ciudad no son comparables a los moteles de carretera, pero está bien comunicado y la zona es muy tranquila. Un final perfecto para un viaje fantástico.

      Esperamos que estos consejos os resulten útiles, si tenéis cualquier otra duda, contestaremos (en la medida de lo posible) a vuestros comentarios en el blog, o también podéis enviarnos un mail (laaventura66@gmail.com), ¡estaremos encantados de ayudar a los futuros ruteros!

      Día 26 (San Francisco - Barcelona): El regreso

      sábado, 5 de septiembre de 2009 |

      ¡Hola a tod@s!

      Antes de nada, muchas gracias de nuevo por seguirnos todos estos días y por todos vuestros comentarios... Esta experiencia del blog ha sido muy gratificante.

      Pero como todo lo bueno, ya se acabó. Publicamos la última etapa del viaje con un poco de retraso porque aún estamos un pelín descolocados... Ya se sabe, el jet lag.

      El último día empieza en San Francisco, levantándonos a una hora razonable, ya que nos acostamos tarde preparando las maletas... ¿Qué os vamos a contar? Entre los regalitos y recuerdos, y que la ropa parece "crecer" durante las vacaciones, resulta toda una odisea.

      Como el vuelo sale por la tarde, pedimos que nos guarden las maletas en el hotel y nos vamos a dar nuestro último homenaje desayunando a la americana: bagels, zumo de naranja tamaño familiar y un café con leche (eso sí, a la europea, que el café americano no mola nada).

      La intención es aprovechar la mañana visitando el parque de Presidio, por lo que cogemos una combinación de autobuses que, tras una larga hora, resulta que nos deja al pie del Golden Gate. ¡Perfecta despedida! El día es soleado y la visibilidad del puente es perfecta, algo muy poco frecuente. Nos despedimos de uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad y volvemos de nuevo a Japantown (donde está el hotel). Se acerca la hora de irnos, pero antes hay que comer algo.



      En Japantown para comer, aunque sea obvio, nos vamos a uno de los múltiples restaurantes japoneses y nos regalamos un sushi de lo mejor que hemos probado (difícil encontrar algo así en Barcelona por un precio razonable).

      Llega el momento crítico. Nos viene a recoger el taxi al hotel ("pedazo" de taxi... Parece una limusina) y directos para el aeropuerto. La aventura se acaba, pero aún quedan casi 24 horas para llegar a casa. En este momento desearías que se hubiera inventado el teletransporte.


      Desde aquí, poco más que contar: diez horas de vuelo hasta Londres (vuelo tranquilo, alterado únicamente por la conversación incansable de algunos vecinos de avión). La llegada a Londres, muy gratificante, ya que el avión entró por encima de la ciudad y la visibilidad era muy buena, pudimos ver desde el aire el Thames, el palacio de Buckingham, el Big Ben, etc.

      Tras una larguísima escala (más de cinco horas), con caras tristes por acabar el viaje y ganas de llegar a casa para descansar, cogemos el último vuelo, que llega sin mayor complicación sobre las diez de la noche (hora española).

      A casa y a dormir. Si conseguimos pegar ojo esta noche, es posible que el cambio horario sea más suave.

      Como conclusión, si algún día tenéis posibilidad, os recomendamos este viaje sin ningún tipo de duda. Es mucho mejor incluso de lo que parece... y una gran oportunidad para conocer los Estados Unidos de una manera "diferente" a los típicos viajes a ciudades.

      Podemos decir sin duda que es un viaje que vale la pena, en el que lo importante no es tanto lo que se visita, sinó la carretera, el camino. Además, un viaje de este tipo permite interaccionar muchísimo con la gente local (sobretodo en zonas más rurales, dónde la gente es más abierta), lo cual es muy gratificante.

      Para los que os decidáis a hacer la Ruta 66, nuestra intención es publicar más comentarios incluyendo consejos, restaurantes, gastos, etc. Creemos que estos datos os pueden resultar útiles.

      Un saludo también para los "compañeros" que han hecho este viaje y han realizado sus propios blogs. Hemos seguido las aventuras de algunos de ellos, con los que nos identificamos muchísimo; en especial con los amigos de la Ruta 66 en directo, que han hecho el viaje muy parecido y casi en los mismos días que nosotros.

      Y por supuesto, un abrazo a todos los amigos y familiares que habéis estado día a día con nosotros. ¡Gracias por vuestros comentarios! Ha sido como ir de viaje con todos vosotros... ¡sensacional!

      Empezamos la jornada con un café a la europea. En San Francisco es más fácil encontrar el café al que estamos acostumbrados que en el resto de sitios por los que hemos pasado. La decoración del café, preciosa:


      Hoy ha sido un día muy intenso de ruta por la ciudad: nos hemos pasado las horas en el transporte público o caminando... Empezamos por Alamo Square, donde hemos visto las "siete hermanas", unas bellas casas victorianas de finales de 1800 muy conocidas por la serie de televisión Padres forzosos. ¿Os suenan?



      Después hemos visitado el barrio de Haight/Ashbury. Aquí nació el movimiento hippie y en sus calles aún se respira "paz y amor". Seguimos con un paseo por el Golden Gate Park, especialmente por el Jardín Botánico y por el Japanese Tea Garden. Por cierto, para futuros viajeros: si queréis ver este jardín japonés id mejor en lunes, miércoles o viernes, pero sólo de 9 a 10 de la mañana, ya que a esas horas es gratuito. El resto de días hay que pagar 5$ por persona y, la verdad, no vale tanto la pena el "jardincito"...

      La hora de comer (unos deliciosos baggels) nos ha dado en Castro, el barrio gay, un sitio con mucho ambiente y bullicio.


      Acabada la comida y tras unos minutos de reposo, hemos seguido (tras un bonito paseo en tranvía) con el barrio financiero (muchos rascacielos y gente trabajando) y el barrio italiano (North Beach), con cierto aire latino y repleto de cafés donde degustar auténtico espresso y capuccino y restaurantes donde sirven principalmente pasta y pizza.

      Para acabar la jornada, una visita a la Coit Tower para ver la ciudad desde las alturas, una bonita despedida y con buenas vistas, ya que hoy también nos ha respetado el tiempo y ha brillado el sol durante todo el día (ojo, eso no quiere decir que haya hecho calor). El sol empieza a caer, así que de vuelta al hotel, para pensar dónde cenar y aprovechar para hacer las últimas compras.

      ¡Ah, por cierto! Hemos visitado la Grace Cathedral, en la calle California (típicas subidas y bajadas), famosa por sus vidrieras coloridas y originales. Una de ellas es la dedicada a Albert Einstein, aunque también hay otra dedicada a filósofos (Kierkegaard, por ejemplo) y una preciosa a una constelación.


      Éste ha sido nuestro último día completo en San Franc¡sco, ya que mañana por la tarde comenzamos el periplo de vuelta a casa. Primero un vuelo hasta Londres (más de 10 horas) y luego de Londres a Barcelona. Esperamos llegar el jueves por la noche, con cambios horarios incluidos y deseando que el jet lag no sea demasiado duro con nosotros, je, je...

      Aunque ahora toca hacer la maleta (no va a ser fácil) y los ánimos empiezan a flojear por el próximo final de un viaje tan apasionante, aún no queremos hacer balance de la experiencia, ya que seguimos teniendo planes para mañana: visitar el parque de Presidio, comer en Japantown, etc. ¡Hay que aprovechar al máximo los últimos días de vacaciones!

      Empieza el día con la ya habitual musiquita del despertador... Caras somnolientas y pocas ganas de levantarse. Hemos empezado la cuenta atrás y hoy el inicio del día será muy duro; tenemos que despedirnos de nuestro coche, uno más del equipo que nos ha acompañado en esta aventura. Va a ser un momento difícil. Lo echaremos de menos.

      Pero como somos decididos, nos levantamos, nos preparamos y salimos de nuevo al frío de San Francisco, que no deja de sorprendernos teniendo en cuenta que estamos en agosto. Recogemos el coche del parking donde ha pasado la última noche y nos dirigimos a la agencia de alquiler, donde lo dejamos a buen recaudo con Pandorita dentro, por si puede ser útil al próximo que llegue.

      Ha sido un mal trago, así que hemos de hacer algo para olvidarlo... Y ¿qué mejor que un buen desayuno a la americana? Hemos decidido que no vamos a tratar de seguir una alimentación sana hasta que lleguemos a casa de nuevo. Total, nos quedan pocos días y vamos a aprovecharlos al máximo... je je. Así que nos vamos a Lori's (otro diner fantástico) y nos pedimos un plato completo (huevos, bacon, hash browns, pancakes...). Nos mejora considerablemente el humor.

      Mientras desayunamos, planificamos un poco lo que queremos hacer hoy y cómo nos vamos a mover en transporte público. Primera parada: Union Square. Se considera el centro de San Francisco (aunque no esté realmente en el centro). Una plaza agradable y sencilla, con comercios alrededor.

      Siguiente destino: Powell Station. Hemos de comprar allí el pase de 3 días para el transporte público. Allí mismo vemos como dan la vuelta al tranvía (cable car) a la "vieja usanza".


      Subimos en este transporte para experimentar y también para acercarnos a Chinatown, que aunque está cerca (las distancias no son excesivas), moverse caminando es complicado ya que aquí las pendientes de las calles son impresionantes (típicas películas con persecución de coches que saltan en cada cruce... o también el famoso anuncio de Sony Bravia donde tiraban miles de pelotitas de goma por las empinadas calles de San Francisco).

      Es curioso el barrio de Chinatown. La primera calle que pasamos parece muy comercial y bastante turística, pero pronto se nota que todos los carteles y tiendas están en chino, y que la gente que hay por la calle son orientales. En cuanto nos movemos un par de calles parece realmente que estemos en China, tanto por la gente como por los comercios, diarios, rótulos, etc. Sin embargo, nos pareció más auténtico el barrio de Japantown donde estuvimos ayer (en la zona de nuestro hotel). Allí todo parece más "natural".


      Aprovechando que ha salido el sol y que ha mejorado considerablemente la visibilidad, decidimos coger un autobús que nos lleve hasta Marina, un parque junto a la bahía de San Francisco desde donde tenemos la intención de ver el Golden Gate, ya que ayer apenas lo intuimos entre la niebla.

      ¡Ha habido suerte! El tiempo acompaña y podemos disfrutar de una buena vista del puente. La verdad es que se está muy agusto. A la sombra sigue haciendo frío, pero al sol se está muy bien, por lo que aprovechamos para dar un paseo bordeando la costa hacia el Fisherman's Wharf, antigua zona de pescadores, ahora paseo turístico con bastante vida y visita obligada si venís por aquí.

      Además del agradable paseo, los muelles y las tiendas, nos gustaría destacar dos cosas interesantes:

      1. Los leones marinos. Gustan de descansar en el muelle 39 y los hay a montones. Ya es extraño contemplar estos animales en persona y en libertad, pero más raro aún se hace verlos entre los muelles de embarcaciones de recreo.


      2. La panadería Boudin Sourdough. Aquí preparan un plato típico de la zona: la clam chowder, una especie de sopa (con textura de bechamel) de almejas, que sirven dentro de un pan abierto, de corteza crujiente y sabor exquisito. Un plato delicioso que además ayuda a entrar en calor, lo que se agradece con este clima. ¡Imprescindible probarlo!


      Hemos comido un poco tarde para aprovechar la mañana, así que vamos directamente al muelle 33, donde debemos coger el barco que nos llevará a Alcatraz... ¿Qué os vamos vamos a contar? Todos conocéis la historia de "La Roca" por las numerosas películas en las que aparece. Esta prisión, a escasos 2 kilómetros de San Francisco, ha sido históricamente una de las prisiones más seguras del mundo, por su construcción, por su vigilancia y porque es prácticamente imposible sobrevivir a las fuertes corrientes y las frías aguas que la rodean.

      La visita es completa y muy interesante, con una audioguía que explica muy bien la historia y la hace interesante. Como datos curiosos, decir que sólo se "escaparon" 3 personas de sus dominios, y que nunca se supo si realmente lo consiguieron o si se ahogaron en el intento. También cabe destacar que aquí cumplió parte de su condena el mismísimo Al Capone.


      Por suerte, nosotros logramos escapar sin complicaciones (y sin tener que excavar un túnel con la cuchara ni nadar en gélidas aguas).

      Cuando regresamos a tierra firme ya es noche cerrada y eso se nota en la temperatura, que ha descendido unos grados. Cenamos un chocolate caliente en Ghirardelli (fábrica de chocolate típica... y buenísima), y nos volvemos al hotel. De nuevo se nos ha hecho un poco tarde y dormiremos poco, pero vale la pena. Tenemos que aprovechar hasta el último minuto de este fantástico viaje.

      Mañana seguiremos recorriendo la ciudad, que aún quedan muchas cosas por ver.

      Día 23 (Monterey - San Francisco) : Ozú, qué frío

      lunes, 31 de agosto de 2009 |

      Después de un breve (en serio, hoy ha sido breve) desayuno, hemos iniciado el viaje hacia San Francisco. El paisaje cuando nos acercábamos a la costa era muy curioso, ya que estaba lleno de niebla. En cambio, cuando nos alejábamos de la costa, el sol brillaba con todo su esplendor. Poco a poco, iban pasando los kilómetros, y cada vez nos acercábamos más a nuestro objetivo. De las primeras cosas que nos han llamado la atención ha sido encontrarnos de lleno con Silicon Valley, viendo las sedes de Intel, Yahoo, Microsoft, Google... ¡Qué pena haberse dejado los currículums en casa!

      Después de todos estos días de buen tiempo entrar en San Francisco nos ha causado un pequeño shock, ya que la ciudad está envuelta durante la mayor parte del año por unas nubes bajas y las temperaturas son bastante frías, especialmente en comparación con los calores del desierto a los que nos habíamos acostumbrado días atrás. Además, tan sólo cruzar las montañas, el sol luce de nuevo y el termómetro también sube.

      Llegamos al hotel Tomo al mediodía, y como estamos en el mismo Japantown, decidimos que hoy para comer toca japonés. Nos dirigimos a un centro comercial nipón que hay enfrente del hotel y empezamos a ver uno detrás de otro un montón de restaurantes. Nos llama la atención que en la mayoría de ellos los platos están detrás de una vitrina, para que veas como son las raciones, pero nos sobresaltamos al descubrir que en realidad son réplicas de plástico muy realistas. Entramos en el quinto restaurante que vemos, ya que entre las réplicas de plástico y el olor, el estómago nos pide guerra. Por enésima vez la suerte nos sonríe y nos comemos el mejor sushi de nuestras vidas con un poco de tempura y sopa de miso.


      Como dato relevante, decir que los comensales de todos estos locales son japoneses, por lo que estamos convencidos de la calidad y autenticidad de la comida.

      Respecto al hotel hemos acertado, ya que es precioso. La decoración está muy cuidada (tiene un estilo japonés-pop muy interesante).


      Con la barriga bien llena nos dirigimos con el coche a hacer una visita panorámica de la ciudad. Primera parada Lombard Street, la carretera con más curvas por metro del mundo, con un desnivel del 27%. En el camino descubrimos las empinadas calles de la ciudad y los clásicos tranvías. Al llegar a Lombard primero la bajamos (y subimos) a pie para hacer las fotos de rigor. Cuanto más nos acercamos al final, más se nota el olor a freno quemado (no es de extrañar viendo la pendiente).


      Después de subir el desnivel a pie hemos bajado con el coche para ver lo que se siente. El viaje resulta muy entretenido ya que la velocidad, por razones obvias, no puede superar los 10 km/h.

      La siguiente parada es Sausalito, una ciudad costera que limita con San Francisco. Para llegar pasamos por el famoso Golden Gate, el cual estaba (como parece ser habitual) medio tapado por las nubes. Al cruzar el túnel que separa San Francisco de Sausalito, las nubes han desaparecido y hemos pasado de un frío invernal al verano al que estábamos acostumbrados. Como dijo Mark Twain: "El invierno más duro que pasé, ha sido un verano en San Francisco".

      En Sausalito hemos visto una tienda en la que vendían camisetas muy curiosas teñidas con chocolate, cerveza, café, vino y otros productos, que además dicen que retienen el olor del "tinte" durante más de dos lavados.

      Cuando hemos vuelto al clima londinense de San Francisco nos ha entrado hambre (somos básicos: comer, pasear y dormir, je je je) y hemos visto un dinner muy interesante. Una vez dentro y después de pedir comida "de régimen", hemos visto que el local sale en la película American Graffiti... De nuevo acertamos: ¡otro local fantástico y con historia!


      Tras la cena, llevamos el coche al parking y hemos hecho limpieza: hemos recogido todos los papeles y cosas que teníamos dentro, puesto que mañana nos despediremos de este cañonero que nos ha acompañado durante toda la ruta durante más de 6.000 km y que para nosotros ha sido como una casa móvil y un compañero más en la ruta. Va a ser muy duro separarnos de nuestro Ford que, por cierto, todavía no tiene un nombre claro, aunque mayoritariamente nos referimos a él como Cañonero (muy trillado, pero apropiado) o Pandoro (el hogar de la Pandorita y muchas veces nuestro salvador).

      Mañana seguimos la visita a esta ciudad tan preciosa y acabaremos la jornada en Alcatraz... Bueno, ¡esperamos no quedarnos ahí!

      Hoy amanecemos en Carpintería, un pueblecito de la costa californiana al norte de Los Angeles. Tenemos muchas millas por delante hasta nuestra próxima parada en ruta: San Francisco (donde esperamos llegar mañana).

      La primera parada ha sido Santa Bárbara (¿recordáis aquella serie de tropecientos mil capítulos?). Hemos desayunado como reyes con un café espresso a la europea ¡servido en taza! (después de más de veinte días con café americano, se agradece).



      Desayunados, nos ponemos en camino hacia el norte, tenemos el océano a nuestra izquierda y todo es cada vez más verde. Hay palmeras altísimas, y vamos viendo viñedos a lado y lado de la carretera, ¡estamos en el territorio de Falcon Crest! Quién diría que hace 24 horas estábamos en el desierto... El primer tramo consiste en unas 150 millas de autovía hacia el norte, antes de tomar la carretera 1, conocida como la Big Sur.

      A mediodía hemos realizado una parada técnica para comprar un poco de comida y agua... Y ¿qué ha pasado? Pues que nos hemos visto atrapados en un agujero negro de compras en un centro comercial, lo que nos ha retrasado un poco, ¡pero ha valido la pena (je je)!

      Por fin hemos emprendido el camino hacia la Big Sur, una de las carreteras más míticas de los Estados Unidos, que recorre el tramo de costa entre San Simeón y Carmel. Esta carretera es la excepción que confirma la regla aquí en los USA, puesto que está llena de curvas. El trayecto (unas tres horas) ha sido precioso, ya que transcurre entre acantilados impresionantes; teniendo el mar a un lado, y el verde de las montañas al otro.



      El paisaje es muy bucólico (con vacas, casitas y demás) y lo más impresionante: ¡hemos visto por primera vez a los elefantes marinos! Cuando ves a este tipo de animales (aquí tan normales) te das cuenta de lo lejos que estás de casa... Os ponemos una foto, aunque la calidad no es muy buena, porque está hecha a través de unos prismáticos:


      Para rematar la jornada de carretera hemos visto la puesta de sol desde el coche; ya llevamos unas cuantas en este viaje y aún así siguen dejándonos con la boca abierta.



      Una vez recorrida la Big Sur hemos llegado al pueblecito de Carmel (del que fue alcalde -y dónde vive- Clint Eastwood). Todo es muy mono y muy exclusivo, aquí realmente se ve otro nivel (cochazos, tiendas de lujo carísimas, etc.). Lástima que no hemos visto a Clint...

      Cansados, nos disponemos a buscar un motel en el pueblo de Monterey. Será la última noche que buscamos motel, puesto que las siguientes ya las tenemos reservadas en San Francisco; y aquí viene la anécdota.

      Hemos tenido un problema con la habitación: la cisterna no funcionaba, así que hemos pedido un cambio de habitación; nos han dicho que no tenían, así que nos encontramos con que no nos cambiaban la habitación y tampoco nos querían devolver el dinero... Vamos, que viendo que éramos guiris nos querían tomar el pelo.

      Por suerte, ha pasado por ahí un policía al que hemos acudido a pedir ayuda. Sólo queríamos aclarar la situación para que no nos cobraran lo que no era justo. Por primera vez, nos hemos alegrado de ver un poli; aquí estan en todas partes, y la verdad es que imponen bastante. El agente, súper majo, nos ha tranquilizado, ha hablado con los del hotel y hasta nos ha dado una tarjeta suya por si necesitáramos cualquier cosa. Esto de tener un poli americano (como los de las pelis) tan de cerca impresiona... Le hubiéramos pedido hacernos una foto, pero no hemos querido tentar a la suerte, je je.

      Muy cansados, nos hemos arrastrado hasta el hotel de al lado, donde hemos conseguido una habitación sin problemas (y con una cisterna que funciona)... Hoy ha sido un día completo y con la anécdota se nos ha hecho bastante tarde (ahora son las 2:08), así que nos vamos a dormir. Mañana news desde San Francisco.

      Empezamos el día en nuestro hotel tee-pee del Wigwam, como ya os comentamos ayer un sitio muy auténtico y mítico de la ruta (¿os suena el motel de Sally de la peli Cars?).


      Y de allí pasamos a ver el primer McDonalds, que ahora es un museo con un cierto toque añejo. Lástima que no podemos entrar porque está cerrado (esto es algo que nos ha pasado a veces, porque por aquí hacen unos horarios la mar de extraños, je je...).

      Seguimos nuestra querida Ruta 66 por California aprovechando para ver los últimos neones de la carretera. Entre milla y milla le damos un buen lavado a nuestro bólido, que se lo merece porque se porta de maravilla. Y finalmente... ¡Llegamos a Los Angeles! Una gran ciudad, más tráfico, más coches... Decididamente, el encanto de la carretera solitaria ya se ha acabado.

      Por suerte, los sitios imprescindibles para ver en la ciudad están todos muy cerca: vemos las letras de Hollywood y los teatros (Kodak y Chino). La verdad es que hay mucho ambiente por las calles, un montón de guiris alucinados como nosotros y gente disfrazada de todo: Snoopy, Charlot, Marilyn... Y lo mejor ha sido pasarnos un buen rato (bajo un sol abrasador, por cierto) descubriendo las estrellas del paseo de la fama. ¡Divertidísimo! Tenemos un montón de fotos con estrellas de todo tipo (actores guaperas, personajes Disney y demás), pero aquí os dejamos la mejor...

      No se ve muy bien, pero es la estrella de... ¡¡Chuck Norris!! Y nosotros estamos rindiéndole tributo con su famosa "patada voladora", ja ja ja...

      Después nos hemos ido a recorrer la "parte alta", es decir, Beverly Hills (casas con muy buena pinta) y Rodeo Drive (tiendas megacarísimas y exclusivas). ¡Nos hemos sentido como en las películas!

      Y, por fin, en la tarde llegó el gran momento, la llegada a la playa de Santa Mónica: EL FINAL DE LA RUTA 66. La situación del punto donde termina la Mother Road no está muy clara; hay varias versiones diferentes, pero nosotros nos hemos hecho las fotos en todos los sitios posibles. Éste es el oficial, una placa conmemorativa a Will Rogers:


      Parecía que un viaje de tantas millas se nos haría pesado y largo, pero no ha sido así: hemos disfrutado todos los paisajes, la gente, la vida de la América profunda, etc. Por todo esto, acabar hoy nuestra aventura por la carretera nos ha parecido demasiado rápido, y mirábamos esa placa con un cierto aire de tristeza... Ha sido alucinante. Thanks for all! Good bye, Route 66!

      Después nos hemos ido a mojarnos los pies (y los pantalones y faldas también, claro) al Pacífico, donde hemos disfrutado de un agradable rato de playa. Y... de lo mejor del día: ¡el vigilante de la playa! Nos ha visto tan entusiasmados haciéndole fotos a su "chiringuito" que nos ha invitado a las chicas a subir y hacernos mil y una fotos con él. ¡¡Incluso hemos podido coger el flotador, así que nos hemos sentido como en la serie de Los vigilantes de la playa!! La verdad es que ha sido muy amable e incluso nos ha dado alguna recomendación para los próximos días (y le entendíamos perfectamente, ya que hablaba un poquito de español). Y encima "no tiene ni un gramo de grasa"! (Conxi dixit, o sea, que estaba muy bien). Toda una experiencia...


      Después del alucine nos hemos "arrastrado" (las chicas literalmente) hasta el puerto o pier, donde hemos paseado por el parque de atracciones, hemos degustado unas gambitas del Bubba Gump (famoso por la película de Forrest Gump) y hemos contemplado una fabulosa puesta de sol en el océano Pacífico. Sabemos que esto es difícil de repetir, así que hemos saboreado esos momentos con mucha emoción...


      Después de la puesta de sol nos hemos vuelto a poner en marcha para dormir en Carpintería, al lado de Santa Bárbara, donde mañana empezaremos la Big Sur, la carretera de la costa que une Los Angeles con San Francisco.

      En general, hemos disfrutado muchísimo de Los Angeles y nos ha encantado. Quizá es porque las perspectivas no eran demasiado buenas, ya que todo el mundo nos había dicho que era una ciudad bastante fea. Pero debemos decir que nuestro día ha salido redondo, todo nos ha parecido genial y hemos disfrutado a tope en la ciudad...

      Pese a eso, es cierto que el post de esta noche tiene un cierto sabor agridulce, ya que el final de la ruta pesa un poco en nostros aún. Hemos pasado un rato recordando los mejores momentos, lugares y personas que hemos encontrado durante este fantástico "paseo". Pero el viaje continua, así que... ¡San Francisco, allá vamos! Mañana la Big Sur: más ruta, más sitios por descubrir, más aventuras...

      Día 20 (Las Vegas - Rialto): Vuelve la ruta

      viernes, 28 de agosto de 2009 |

      Hoy nos ha costado despertarnos pronto después del subidón de ayer por la noche. Hemos estado reorganizando las maletas para que cupiesen de alguna manera razonable todas las compras hechas estos días, suerte que somos unos expertos en esto del Tetris (je je). Después de una docena de donuts para desayunar y un buen café del Starbucks, hemos reiniciado la ruta.



      Ha sido una jornada de carretera: hemos superado nuestro record, ¡600 km! Cruzando el desierto de Mojave, pasando al estado de California (¡Governator!) hasta llegar a las puertas de Los Angeles.

      Hemos podido comprobar lo que es un desierto en toda regla: rectas kilométricas, algún núcleo deshabitado de tanto en cuando y un calor más que intenso (para variar).

      No sabemos si encontraremos algún sitio para comer, pues estamos literalmente en medio de la nada; suerte que llevamos provisiones en el coche para emergencias: galletas de Cheddar -merecerán un post aparte cuando volvamos del viaje- y barritas energéticas para aguantar hasta que encontremos algo. Por suerte aparece un oasis (sí, el restaurante se llama así) y nos metemos entre pecho y espalda una hamburguesa de las que hacen época, presentes hasta en medio del desierto.

      Luego, más millas. Hemos visto el Bagdad Café (dónde se rodó la película del mismo nombre). El paisaje sigue transformándose, el desierto ahora es más verde, quizá por las lluvias de estos días.


      En el tramo final, cuando ya nos hemos acercado a la "civilización", hemos vuelto a observar los habituales carteles, neones y tiendas de la ruta; esto tiene una vida increíble, se nota que nos acercamos a Los Angeles...

      Para finalizar el día, nos hemos alojado en el Wigwam Motel, dónde las habitaciones son Tee-Pee's de hormigón como los que salen en Cars (para que os hagáis una idea, son unas tiendas de campaña estilo indio -un poco friki, lo sabemos, pero supermítico-. Las habitaciones son más grandes de lo que parecen por fuera y puedes aparcar el coche al lado.


      Hemos intentado ir a cenar al primer McDonalds (el original) que está aquí al lado, pero ahora es un museo, así que lo dejamos para mañana y nos "conformamos" con una cenita en Juan Pollo, ja ja ja...

      Mañana es el ultimo día de la Ruta 66: parece mentira que después de tantas millas lleguemos a Santa Mónica... Esperamos ver las famosas playas con sus famosos vigilantes (ya os contaremos si hemos visto o no a Pamela Anderson).

      Ahora a reponer fuerzas, ¡el final de la ruta nos espera!

      Día 19 (Las Vegas): Nos damos al juego

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      El día ha empezado con calma: desayuno y actualización del blog (por fin parece que hemos encontrado una conexión decente). Nos fijamos como primer objetivo buscar el famoso cartel de "welcome to fabulous Las Vegas". No puede ser que llevemos tres días aquí y aún no lo hayamos visto.

      Como el cartel está "relativamente cerca" de nuestro hotel, vamos dando un paseo bajo un sol abrasador (a pesar de ser primera hora de la mañana). A veces nos olvidamos de que estamos en medio del desierto... Cuando llegamos, hay menos gente de la esperada, así que nos hacemos las fotos de rigor sin mayor complicación.


      Segundo objetivo del día: conseguir entradas para un espectáculo. Como muchos ya sabréis, Las Vegas tiene una oferta increíble de gran número y variedad de espectáculos de teatro, música, etc. Nos apetece ir a ver algún espectáculo del Cirque du Soleil (¡hay más de 3 diferentes en la ciudad!). Como hemos encontrado un sitio que venden entradas con descuento, vamos para allí y compramos los tickets para "Ká", un espectáculo que además hacen en el MGM, muy cerca de nuestro hotel. La jugada nos sale bien, nos ahorramos unos dólares y nos dirigimos enseguida al MGM para cambiar los tickets por las entradas definitivas. ¡Ha habido suerte! Nos dan entradas justo en el centro, muy buena visibilidad.

      Aprovechando que visitamos el MGM, vamos a ver a los descendientes del famosísimo león de la Metro. Sí, tienen su propio espacio y se les puede ver en directo a través de un pasillo transparente. Incluso se puede pagar para entrar en la "jaula" con ellos, pero eso casi que lo dejamos para otro día... ¿Qué? ¿Vosotros os atreveríais?

      Como ya habréis deducido, hoy tampoco nos moveremos en coche. Hemos comprado el pase de un día para el Deuce, un autobús que recorre el Strip (calle central de Las Vegas) de punta a punta. Aconsejable si venís por aquí... No es que sea muy rápido, pero por lo menos te mueves con tranquilidad.

      Así pues, cogemos el Deuce hacia el Downtown, la parte antigua de Las Vegas: casinos históricos, cierto aroma decadente, pero a nuestro modo de ver, mucho encanto; muy alejado de los faraónicos hoteles-casino actuales, con presupuestos interminables. Aquí se respira el auténtico espíritu que creó Las Vegas. Si venís, no os lo debéis perder.

      En el Downtown la actividad se concentra en la calle Fremont, actualmente famosa por su gran bóveda iluminada... Pero lamentablemente el espectáculo es sólo por la noche. Volveremos después. Mientras tanto, damos rienda suerta a nuestro lado oscuro... Buscamos un casino que funcione aún con monedas. No es tan fácil como parece, pero damos con uno donde incluso tienen el típico cubo donde llevar las moneditas.

      Hemos decididos jugarnos (es decir, gastarnos) 10 dólares en partidas de 25 centavos... ¡A ver quién dura más! Esto de darle a la palanquita y oir la música adictiva y el tintineo de las monedas al caer cuando hay premio, la verdad es que engancha. Pero como somos buenos, no nos dejamos arrastrar a este mundo de vicio y perdición. Salimos del casino tan enteros como entramos, pero con los bolsillos un poco más descargados...


      Sección comida, hoy un poco pobre: un bocadillo en Fremont y regreso al hotel para prepararnos para ir al teatro. Por el camino no podemos evitar algunas compras de souvenirs.

      Empezamos la noche con el espectáculo. Puntuación: 11 sobre 10. El Cirque du Soleil era apuesta segura. Espectacular el escenario... ¡sin palabras!

      Como lo prometido es deuda, volvemos a la calle Fremont, donde llegamos justo para ver 30 segundos de espectáculo. Increíble, son las 12 de la noche y los casinos están cerrando. Nada que ver con la zona nueva.


      Derrotados tras un día tan intenso, volvemos al hotel a descansar. Mañana a primera hora dejamos Las Vegas para bajar hacia el sur y reemprender la Ruta 66... La verdad es que ya tenemos ganas. ¡La carretera nos está llamando!

      Hoy nos ha tocado madrugar bastante. Tenemos contratada la excursión al Grand Canyon a primera hora, por lo que nos levantamos a las 5:30. Después de la caminata de ayer hemos dormido poco y nos arrastramos como podemos hasta la recepción del hotel, donde nos pasan a recoger.

      Primero nos llevan en un "furgocar" (una mezcla de furgoneta y autocar) hasta el aeropuerto de Boulder City, donde subimos a la avioneta que nos llevará al Grand Canyon. El vuelo ha sido muy tranquilo, esperábamos más movimiento tratándose de una avioneta.

      De camino hemos sobrevolado la presa Hoover y el desierto de Mojave (sensacional verlo desde el aire). Todo un espectáculo. Antes de aterrizar, también sobrevolamos una parte del Gran Cañón. La verdad es que desde aquí nos impresiona más que cuando lo vimos el otro día.

      Llegamos a la pista (una de ellas) en el Cañón y subimos al helicóptero que nos bajará hasta el río. Algunos ya habíamos volado antes en helicóptero: paseo tranquilo, no como en las películas. Aquí la cosa cambia un poco, despega acelerando e inclinando el helicóptero, coge velocidad, realiza un par de giros y se aproxima a la brecha del Gran Cañón. De repente, se "tira" directamente hacia abajo, con una sensación de montaña rusa que hace que compense lo que hemos pagado. El trayecto dura poco, pero las vistas son sensacionales. Nos dejan junto al río Colorado.


      Aquí nos dan un poco de agua para que no nos deshidratemos y nos subimos a la barca que nos dará un paseo por el río. Momento de calma y tranquilidad, disfrutamos del paisaje, que realmente vale la pena. Desde este punto, el paisaje es aún mejor. Comprobamos lo que dicen de que el Cañón cambia de colores a cada momento, el paisaje se va transformando durante el día, pero no deja de ser impresionante.

      De nuevo, el trayecto dura menos de lo esperado. Subimos al helicóptero que nos devuelve a la parte alta, donde nos llevan en autobús a un par de puntos de vista: Eagle Point, Skywalk (no lo hemos hecho, es caro y hemos leído que no vale la pena) y Guano Point (este último consideramos que es uno de los mejores puntos que hemos visto, además coincide con pequeñas nubes que le dan otro matiz a los colores del paisaje). En el último punto comemos un "plato combinado" que, para venir con una excursión contratada, no está mal del todo.

      Muertos de sueño, nos subimos de nuevo a la avioneta. Esta vez el viaje no es nada tranquilo, el aire mueve la avioneta a su antojo, aunque suponemos que es normal, pero como son aparatos muy ligeros, y como dentro hace mucho calor, llegamos un poco "moviditos"; parece que a primera hora del día siempre se viaja más tranquilo que cuando "aprieta" el calor.

      Como llegamos al hotel al mediodía, decidimos que nos hemos ganado un descanso; nos regalamos una siesta de 3 horas que nos deja en situación de reemprender la exploración de Las Vegas cuando ya ha caído la tarde.

      A última hora saltamos con energías renovadas a la noche de Las Vegas. Calor en las calles, frío en los casinos, ríos de gente que van y vienen, luces, neones, movimiento... ¡Fascinante! La ciudad no deja de sorprendernos, todo está hecho a lo grande y se nota la cantidad de dinero que se maneja. Se mezcla (y a veces se confunde) la clase y el estilo con el horterismo terrible.

      Esta noche hemos visitado el MGM (el hotel-casino más grande de Las Vegas), el París (cenita de crep incluida) y el Treasure Island (donde hemos visto el espectáculo en la calle más grande hasta ahora: las Sirenas, donde llegan incluso a "hundir" un barco).

      A pesar de la siesta, estamos cansados (insistimos en que las distancias aquí son MUY grandes -quien venga, que se traiga calzado cómodo-), así que volvemos paseando al hotel. Mañana no madrugaremos, je je...

      ¡Por fin ha llegado el momento esperado! ¡¡Nos vamos de compras!! Hemos oído tanto hablar de los Outlets de Las Vegas, que vamos a pasar por allí (las chicas quieren tomarse la revancha por el otro día, que no compraron nada).

      A primera hora (pero sin madrugar) nos reunimos con Nuria y Raúl, que se alojan en el Luxor y tras un ligero desayuno (de verdad, esta vez ha sido ligero... sólo otra caja de donuts... por el tema del Wifi -que hoy tampoco funciona-), nos vamos de compras. Los outlets están a las afueras de la ciudad, así que cogemos el coche (10 min.).

      Resumiendo: precios muy interesantes, especialmente para quien buque marcas concretas. Pero tampoco nada excesivo. Eso sí, mucha variedad.

      Aquí sigue haciendo muchísimo calor; incluso tienen pulverizadores de agua para "aliviar" a la gente y que siga "quemando" la VISA... Pues eso es lo que hacemos, seguir comprando.


      La mañana se nos pasa volando, realizando alguna que otra compra, aunque menos de lo esperado (excepto en la tienda de Columbia... aquí la VISA ha "temblado" -je je-). Decidimos comer algo por aquí mismo y seguir por la tarde un poco más de compras... Total, la ciudad es mejor de noche.

      A media tarde nos vamos para el hotel (recordad que ahora estamos en el Excalibur). Un par de horas de descanso y esperar a que baje el sol.

      Hemos vuelgto a quedar con los amigos que están en el Luxor, así que aprovechamos para hacer la visita. Vemos el Luxor, el New York, y vamos hacia el Treasure Island. Como no vamos a llegar a tiempo al espectáculo, nos paramos en el Mirage y vemos el espectáculo del volcán... ¡Totalmente recomendable!



      Antes de emprender la vuelta (aviso para quien venga por aquí: las distancias son ENORMES; nos hemos dado una paliza de caminar tremenda), Visitamos el Venetian, que está al otro lado de la calle.

      Después de una noche de sueño reparador en una cama en las mejores condiciones (los hoteles
      de Las Vegas parecen que son bastante buenos para el descanso), nos ponemos en marcha para visitar Death Valley, otra "paliza" de coche que valdrá la pena para aprovechar el día.

      Por el camino paramos a repostar: primero, nuestro estómago. Desayuno a base de donuts en Krispy Kreme (aunque no os lo creáis, hemos escogido este sitio porque tienen wifi para los clientes... pero nos han comentado que la conexión es como el Guadiana, a veces va y otras no, y hoy no iba). Es un sitio curioso donde tienen la maquinaria que "fabrica" los donuts, por lo que te los comes recién hechos. Además, la máquina está a la vista, pudiendo ver todo el proceso: cómo pone la masa, la hace "pasear" un rato para que esté en su punto, la introduce en el aceite, le da la vuelta, le añade el recubrimiento de azúcar, etc. Muy interesante. Por supuesto, el producto buenísimo.



      Una vez repostados nosotros, repostamos nuestro vehículo, que hemos leído que por Death Valley no hay absolutamente nada y mejor ir con el depósito lleno, no sea que nos quedemos tirados en medio de la nada. También repostamos a "pandorita", nuestra pequeña amiga que nos mantiene desde hace días bien hidratados, con agua fresquita (se trata de una sencilla nevera de porexpán que cada día rellenamos con el hielo gratuito de los hoteles y agua... ¡Imprescindible para nuestra salud!).

      Bueno, ya estamos preparados. Nos lanzamos de nuevo a la carretera, esta vez en dirección noreste, hacia el desierto puro y duro. Unas tres horas de camino y llegamos a Death Valley. Un valle que por su situación y condiciones, es uno de los puntos más calientes del planeta (dicen que el que más), con una temperatura media de 45 grados. También tiene el punto más bajo del planeta de tierra firme, ¡¡más de 80 metros por debajo del nivel del mar!!

      Nos os vamos a explicar el detalle de lo que es Death Valley (más información en Wikipedia), pero hay que decir que es una extensión enorme de desierto montañoso donde al parecer sólo habitan serpientes, arañas y "bichos" similares). El calor aquí es sofocante, con un viento cálido que nos deja totalmente planchados. Estamos por encima de los 42 grados a la sombra, una sensación abrumadora. El paisaje es totalmente yermo.

      Como hemos llegado un poco tarde, nos "aparcamos" en el centro de información (museo, aire acondicionado y ¡¡wifi!!). Los contrastes de la vida: Las Vegas, ciudad increíble con toda la tecnología del mundo y para encontrar una conexión es imposible (si no pagas); en medio del desierto (en serio, Death Valley es el centro de la nada), encontramos conexión y, como ya sabéis, hemos podido publicar el post de ayer gracias a eso.

      Tras pasar un rato en el aire acondicionado, comemos algo (suerte que hemos comprado "jerky", una especie de carne seca que venden en todas partes y que está bastante buena). Con esto y con unas barritas de cereales tendremos que subsistir hasta la noche. Cogemos de nuevo el coche e iniciamos el recorrido por el parque de Death Valley. Se visita en coche ya que son muchas millas las que hay que recorrer.

      Destacable Bad Water, el punto más bajo, con un lago de sal bastante impresionante. Seguimos un recorrido bastante señalizado viendo los sorprendentes paisajes de diferentes colores y texturas.


      Finalmente, llegamos a un punto elevado desde donde se puede contemplar el valle en toda su grandeza. Las nubes han empezado a entrar en el valle cuando llegamos, algo insólito si consideramos que en este punto cae sólo 1 litro de agua al año. Tras hacer las fotos de rigor y disfrutar del paisaje, emprendemos el regreso a Las Vegas con algo de prisa, ya que esta noche hemos quedado con unos amigos: Raúl y Núria.


      De camino atravesamos una tormenta impresionante, sorprendente en el desierto. Llegamos a Las Vegas, donde no llueve, pero el tiempo está bastante agradable. El resto de la noche: check-in (durante las próximas 4 noches estaremos en el Excalibur, que viene a ser algo así como el Exin Castillos, pero en grande... je je), ducha rápida, cena de bocadillo (buenísimo)... y ¡a pasear! Hemos visto un par de casinos (New York, New York; Caesar's Palace, Belaggio). Las fuentes del Belaggio... ¡sensacionales!



      El plan para mañana: irnos de compras y después seguir viendo casinos... Ya os contaremos.

      Como impresión del día, seguimos sorprendidos con los contrastes que estamos viviendo: del dinamismo de la ruta a la tranquilidad de los parques nacionales, del desierto absoluto al ajetreo de Las Vegas... ¡Pero todo forma parte de la avenura!

      Dia 15 (Williams - Kingman - Las Vegas): ¡Viva Las Vegas!

      lunes, 24 de agosto de 2009 |

      Hoy hemos dormido un poco más después del madrugón de ayer. Nos hemos despertado con nubes y un poco de viento. Es la primera vez que vemos nubes en todo el viaje y nos hace hasta ilusión verlas, ya que limpiará el ambiente del calor que nos iba acompañando.

      Después de un buen desayuno "a la americana" hemos reemprendido la Ruta de Williams a Kingman, viendo pueblos pequeños pero con muchas tiendas y encanto. Hablando de las tiendas, hemos dejado la tarjeta temblando un poco con todo el merchandising relativo a la Ruta.


      A medio camino, nos hemos parado en Delgadillo's (Seligman) para tomar un helado y un batido. El sitio es una tienda de broma en todos los sentidos: puertas con dos pomos, te "manchan" con un chorro de mostaza, etc.



      En Kingman, el último pueblo de la ruta que hacemos antes de dirigirnos a Las Vegas, hemos comido un poco tarde. Hemos pedido la comida en un típico local americano donde traen la comida al coche: no sabéis lo difícil que es entender a estos americanos por el interfono. ¡Ha sido toda una experiencia!

      Con la barriga bien llena, hemos puesto dirección hacia Las Vegas (aprovechando que hemos "ganado" un día avanzando millas hemos reservado un hotel allí para ir a ver Death Valley), en una carretera con sólo cuatro curvas en unos 150 kilómetros. Lo bueno de este viaje ha sido el impresionante paisaje, debido al contraste de las nubes con el sol y de la montaña con el desierto. En la zona desértica hemos visto nuestros primeros Joshua Tree. Acercándonos a Las Vegas nos hemos topado con un control policial antes de pasar por la presa Hoover, de la cual sólo hemos visto la parte de pantano, que es muy estrecha, a pesar de lo grande que es el lago.


      Llegamos a Las Vegas de noche, viendo todos los neones y pantallas gigantes en todo su esplendor: es un gran contraste con lo que estábamos acostumbrados. Hoy nos hemos alojado en el Stratosphere, el hotel-casino más alto de toda la ciudad, con las tres atracciones más altas del mundo. El casino es grandioso, si te despistas, puedes perderte fácilmente, tiene la música muy alta, el aire acondicionado a tope y está lleno de gente de todo tipo (desde muy bien vestidos hasta de "guiri" total y con alguna copa de más).


      Con la habitación podemos subir de manera gratuita a la zona de observación de la torre y los chicos (los "valientes") han comprado el acceso a las tres atracciones. Como hoy ha llovido un poco la visibilidad era excepcional. De las atracciones, no aptas para los que tengan vértigo, la mejor es la que está en la "antena", que te sube con 4g's y te baja casi de la misma manera, te deja sin respiración... La segunda mejor es una vagoneta que te "lanza" por una guía hacía el suelo, y la tercera consiste en colgarte a más de trescientos metros en una especie de centrifugadora.


      En Las Vegas, Internet cuesta unos 9 euros por día, por lo que hemos colgado este post desde el primer punto de acceso que hemos encontrado, así que no os preocupéis si el ritmo decae un poco... See you later!

      PD: Estamos actualizando el blog desde un punto de información del Death Valley (es decir, en medio de la nada), así que las fotos las colgaremos cuando encontremos un punto de conexión más rápido. Sorry!

      Día 14 (Mexican Hat - Williams): Día completo

      sábado, 22 de agosto de 2009 |

      Hoy ha sido un día más que completo y de muchos contrastes, puesto que hemos pasado del desierto puro y duro al bosque.

      Hemos empezado el día muy pronto, a las 6:30, para poder visitar Monument Valley a primera hora. Con la cara de sueño puesta hemos iniciado el trayecto panorámico para ver el valle. Destacamos la inmensidad de la llanura y la enorme profundidad que da la visión de las famosas mesetas del oeste que tantas veces hemos visto en las pelis. El camino era una pista forestal llena de baches. Nuestro coche ha demostrado ser todo un cañonero, ¡parecía que estábamos en el Rallye de los Faraones!



      Después de hacer mil fotos con la sensación que en cualquier momento aparecerían los indios y el séptimo de caballería, nos hemos dirigido al South Rim del Gran Cañón (esto son unas cuantas millas, en total hemos recorrido casi 500 Km hoy). El guarda de la entrada, un viejecito entrañable, nos ha dado la bienvenida de la manera más friki y amigable que os podáis imaginar. Por tanto, hemos entrado en el parque con muy buen rollo. Parece que el oso Yogui va a aparecer de un momento a otro (por cierto, ¡confirmamos que los rangers son exactamente iguales a los de los dibujos animados!).

      Por más que hayamos visto miles de imágenes del Gran Cañón, verlo con tus propios ojos es algo que impresiona. Tiene una belleza y unas dimensiones que son difíciles de explicar y más aún de captar en una fotografia (aunque hemos hecho lo que hemos podido, je, je). Es absolutamente impresionante. En el parque hemos visto un ciervo con su cornamenta y todo, una cierva y un cervatillo igual a bambi: es la naturaleza en estado puro.


      Nos hemos dedicado a recorrer los diferentes miradores del parque y hasta nos ha dado tiempo de ver la puesta de sol, preciosa (¡la tercera consecutiva que vemos!).


      Por último, hemos retomado la ruta 66 (después del paréntesis de un par de días) dirigiéndonos a un pueblecito llamado Williams. Después de buscar motel (muy pintoresco, ambientado con motivos de la ruta) sólo nos ha quedado tiempo de buscar un sitio para cenar (comida mexicana, otra vez) con música en directo, un final perfecto para un día más que intenso.

      Ahora toca descansar y reponer fuerza para mañana, ¡Las Vegas nos espera!